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Ser padres perfectos es imposible

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Ser padres perfectos es imposible. Nadie es perfecto. Como padre o madre, te equivocarás. Deja de pretender ser en la paternidad lo que nadie es en nada. Y disfruta de tu hijo.

 

Si lees guías de ayuda a ser padres y madres perfectos, es porque te preocupa la educación y la salud de tu hijo. O sea, que si lees esto, como cualquier madre o padre que se precie, intentas hacer las cosas lo mejor posible. No quieres hacer daño a tu hijo involuntariamente. Y si es posible, quiere hacerlo todo, lo mejor que puedas.

Además, siempre tienes gente cerca que te aconseja cómo hacer las cosas con tu hijo. Yo suelo decir que el deporte nacional no es el fútbol, no son los toros: Es calentarle la «cabeza» a los padres. No es, en la mayoría de los casos, fruto de la mala voluntad, sino de la buena intención. Los que rodean a los padres, habitualmente, cuando ven algún problema, tienden a dar consejos. Unos tienen más fundamento y otros menos. Unos tienen un punto de comprensión, y otros de crítica. Pero al final, es frecuente que las madres y los padres se sientan juzgados, inseguros y culpables. Porque piensan que nunca hacen las cosas todo lo bien que deberían en la crianza de sus hijos.

Me he decidido a escribir este artículo, porque veo en mi trabajo muchos padres y madres que están tan agobiados con hacer las cosas perfectas, que son incapaces de disfrutar de sus hijos. Están abrumados por un mar de dudas y detalles que les superan. Intentan hacerlo todo tan perfecto que es imposible. Y siempre hay algo que falla.

Algunos, además se culpabilizan en cuanto al niño le pasa algo: «Se le ha irritado el culete porque no le cambio el pañal con bastante frecuencia.» «No gana bastante peso porque no se alimentarlo.» «Es un consentido porque no sé educarlo.» «Se ha resfriado porque no lo abrigué bien.»…

Cuando no se le ocurre al padre o a la madre de forma espontánea, no falta el que lo sugiere desde fuera.

Y luego están los «expertos» que te dicen cómo debes actuar en cada momento: El pediatra, La super nanny, a veces un familiar… Muchos te dan órdenes directamente, como si tu hijo te lo hubiesen prestado, pero fuese suyo… Para algunos de ellos no hay más que una forma correcta de hacer las cosas: La suya. Y funciona igual de bien en cualquier niño. Si no funciona, es que tú lo haces mal.

Y luego encuentras toda clase de expertos famosos. Algunos ya casi «están en los altares». Te cuentan lo maravilloso que es hacer las cosas a su manera y quedáis totalmente convencidos. Luego llega la realidad, el día a día y resulta que no siempre es tan fácil, y que cuando buscas una solución a los problemas reales, obtienes respuestas vagas para volver a lo mismo: La forma correcta.

El mensaje que yo quisiera que saquéis de esta lectura es el siguiente:

En este mundo nada es «perfecto». Ni lo somos nosotros, ni lo serán nuestros hijos.

Intentad informaros, intentar hacerlo «bien». Pero que no os agobie tanto el tema como para que vuestra experiencia de paternidad esté dominada por la ansiedad o la culpa.

Si disfrutáis de la crianza y os agobiáis menos, seguramente vuestro hijo será más feliz. Y ese es sin duda el objetivo.